"El saber hacer,
determina la calidad de la obra" (Lao Tsé)
Esta frase me remite a qué es ser un iniciado en las artes marciales. El "saber hacer" lo aproximo al hecho de interiorizarnos con nuestro aprendizaje.
De a poco, cada uno a su ritmo, teniendo como espejo al Sensei, que nos aporta con su humildad el conocimiento; y con humildad lo aceptamos, sabiendo que se nos da conocimiento para que se adentre en nuestro espíritu.
El aprendizaje lo podríamos asemejar a una escalada por una montaña sinuosa... paso a paso con caídas y a veces con desánimo, pero teniendo en cuenta siempre seguir subiendo sin darse por vencido, tratando de llegar a la cima de nuestro conocimiento y sabiendo que, aunque se llegue, siempre habrá más para saber.
El arte marcial no sólo templará nuestro cuerpo, también lo hará con nuestra alma. Por eso, debemos acrecentar la voluntad enfrentando los desafíos. Debo respetar para respetarme, debo colaborar para que colaboren conmigo.
Transitar por el camino del Budo es la vía del guerrero, y entiéndase por guerrero no la lucha contra otro, sino la lucha contra uno mismo, tratando de tener elevación moral y el abandono del ego.
El aikidoka no lucha contra sus enemigos, lucha contra sí mismo para la verdadera realización de su yo.
¿Cómo enfrentar nuestros propios desafíos? Sabiendo que el tatami es la vía para mi superación, que el dojo es el espacio para compartir, y que mi esfuerzo por ser mejor no es para saber qué daño puedo causar.
"Sé humilde y permanecerás íntegro, inclínate y permanecerás erguido": si logro vencerme a mí mismo, no necesitaré vencer a nadie, por lo tanto nunca seré vencido.-
Denise Desbois.-