Misogi Dojo de Aikido

MOKUSO




Nuestra compañera de práctica Perla Zabala, realizó en el Foro de la página , una muy interesante descripción de éste ejercicio de meditación.

Como nos pareció muy útil nos tomamos la libertad de transcribirla aquí. Esperamos que la disfruten:

"... no tengo nada que explicar, porque en definitiva es difícil de explicar, hace poco que empecé a apreciar el mokuso.



Al principio, como es de esperar, sólo me quedaba en seiza observando a mis compañeros.

No asimilaba el significado y la función que éste tiene.
Eso mismo me pasaba con el saludo al kamiza, con el saludo a mis compañeros, etc.

Gracias a un libro que me prestaron, empecé a seguir los consejos que allí se daban. Despreocuparme por el entorno y a meditar (hablo de lo que podría llegar a distraerme).

Es difícil de explicar como mencioné antes, pero es como si recibiera en ese momento de silencio absoluto entre otras cosas la energía de mis compañeros, rememorando todo lo que aprendí en esa clase de ellos, con ellos.



De a poco la agitación de mi cuerpo producto de la practica se va sosegando en cada inspiración y liberación del aire y llega la paz, la armonía que se mezcla con lo que me rodea: la atmósfera del dojo, el tatami, mis compañeros, el kamiza!...
Sí, la imagen, la presencia de O’sensei también me transmite paz…

Y lo que viene a mi mente: la satisfacción y la enseñanza de un nuevo día de práctica, tanto que no quisiera que ese momento se terminara, a medida que me voy introduciendo más en los conocimientos de estos rituales, como ser estos que mencione del saludo al kamiza, a mis compañeros de práctica etc. Van adquiriendo tal valor espiritual que no se compra con nada.

Hasta ahora esta es la explicación (incompleta por cierto) de la apreciación que le doy al mokuso. (Además de relajarme y controlar mi respiración).

Culmina ese momento con REI!: lo que reuní lo ofrendo al Gran Maestro en calidad de gratitud y respeto a través de la inclinación y los aplausos. ¿No es lindo?

Soy algo reservada y no había hablado de esto antes, pero sí, es bueno asimilar de a poco, cada uno a su manera, tales expresiones de armonía y respeto.
"

Puliendo espejos.

El espejo y el Katana son dos de los atributos imperiales de Japón.
Están íntimamente ligados al rito shintoísta, y por ello, a la más pura tradición nipona.
También en la filosofía Zen ambos elementos tienen un valor simbólico fundamental.
Cuanto más pulido esté el espejo más fielmente reflejará la realidad.
Así se alude al arduo trabajo espiritual necesario para librarse de las ilusiones (bonno) que distorsionan nuestra visión de la realidad inmutable (dharma).





Pasé varias noches puliendo mi Katana para lograr ese ansiado “brillo espejo”.
Recuerdo la emoción que me provocó descubrir por primera vez mi reflejo en su tenaz hoja.
Sorprendido en mi ingenuidad, sentí que estaba reanimando una experiencia arcaica.

Como si al regar la tierra, una semilla sembrada en época remota finalmente brotara aquí y ahora. De alguna manera me uní con los guerreros de antaño en el fascinante sentimiento de fundirse en el Katana y en la percepción del arma como alma misma. Esa vivencia me marcó a fuego y forjó definitivamente la hermandad con mi sable.

Lamentablemente las sensaciones tienen escaso valor en el mundo actual: ciencia y tecnología o barbarie... Nada es real ni válido si no se somete a la soberana razón!

Así que mi obediente mente se dedicó por un tiempo a la miserable tarea de refutar lo vivido.

Pensaba: los hombres, como primitivos animales visuales, somos víctimas del hechizo que provocan las imágenes. Habré cedido a la fascinación…

Pensaba: fui seducido por la ambición de trascendencia. Mi mente, esa despiadada máquina rotuladora, debió embrujarme con el deseo de encontrar al fin mi esencia, la marca individual que me separa del todo…

Pensaba, solo pensaba…

Es cómodo pensar, todos tenemos mucha práctica en eso.

Me llevó mucho tiempo procesar todo lo vivido, todo lo sentido, todo lo pensado.



Cuanto más conveniente hubiera sido negar todo que aceptar que esa experiencia verdaderamente existió. Y fue muy “real”, pero no de la forma ordinaria, sino como parte de una verdad inaccesible a la razón, mística por definición. Tan concreta en ese plano, como ajena al déspota realismo científico, para el cual solo representa un espejismo.

Es cierto, si nos limitamos a mirar, el reflejo solo puede mostrarnos como seres incompletos. Vemos formas encerradas en contornos restrictivos, figuras caprichosas que no se corresponden con nuestra inconmensurable naturaleza espiritual. Cuando nos miramos en un espejo deseando hallar nuestra verdadera esencia solo vemos nuestro reflejo, nuestra imagen, nuestra corteza, nuestra cáscara. No vemos nuestro verdadero yo. Por eso la doctrina Zen advierte con su paradójica genialidad: “el reflejo soy yo, pero yo no soy el reflejo”.

Es difícil asumir nuestra condición espiritual, tan atemporal, ilimitada y etérea como invisible. Sigue abierta la herida de Narciso que no puede captar su esencia al verse reflejado. Como fracasa también la razón en entender la existencia sin esencia (ku).

Finalmente acepté esa sinrazón que había vivido, como una experiencia codificada de manera singular, hablada en su propia lengua. Aprovechando que mi mente ignoraba por completo este lenguaje alternativo, le di un descanso obligado. Muerta la mente, se acaba la duda… ya no dudaba!

Me invadió nuevamente esa sensación, tan genuina como recordaba mi cuerpo. Volví a sentir el reflejo: era intangible como el alma y mudo como roca, pero en su idioma me enseñaba como un generoso maestro. Deslumbrante como Amaterasu me cegó para que pudiera ver más allá de mis ojos.

Hoy creo que el Katana nos puede mostrar mucho más que el reflejo de una imagen.


Solo es necesario estar dispuestos a sentir, atentos a escuchar el llamado en alguna lengua inaudita. Cuando tenemos el valor para asumir la naturaleza irracional de nuestra existencia y nos libramos de las categorías de la mente, podemos descubrir que somos uno solo y a la vez todo: cuerpo, reflejo, Katana, espíritu!



Shugyo

"Inicios"

LAO TSE

"El saber hacer,
determina la calidad de la obra" (Lao Tsé)




Esta frase me remite a qué es ser un iniciado en las artes marciales. El "saber hacer" lo aproximo al hecho de interiorizarnos con nuestro aprendizaje.

De a poco, cada uno a su ritmo, teniendo como espejo al Sensei, que nos aporta con su humildad el conocimiento; y con humildad lo aceptamos, sabiendo que se nos da conocimiento para que se adentre en nuestro espíritu.

El aprendizaje lo podríamos asemejar a una escalada por una montaña sinuosa... paso a paso con caídas y a veces con desánimo, pero teniendo en cuenta siempre seguir subiendo sin darse por vencido, tratando de llegar a la cima de nuestro conocimiento y sabiendo que, aunque se llegue, siempre habrá más para saber.

Kanji PACIENCIA - GAMAN

El arte marcial no sólo templará nuestro cuerpo, también lo hará con nuestra alma. Por eso, debemos acrecentar la voluntad enfrentando los desafíos. Debo respetar para respetarme, debo colaborar para que colaboren conmigo.

Transitar por el camino del Budo es la vía del guerrero, y entiéndase por guerrero no la lucha contra otro, sino la lucha contra uno mismo, tratando de tener elevación moral y el abandono del ego.

El aikidoka no lucha contra sus enemigos, lucha contra sí mismo para la verdadera realización de su yo.

¿Cómo enfrentar nuestros propios desafíos? Sabiendo que el tatami es la vía para mi superación, que el dojo es el espacio para compartir, y que mi esfuerzo por ser mejor no es para saber qué daño puedo causar.

"Sé humilde y permanecerás íntegro, inclínate y permanecerás erguido": si logro vencerme a mí mismo, no necesitaré vencer a nadie, por lo tanto nunca seré vencido.-





Denise Desbois.-

Koshukai 2008.

Koshukai 2008.

*“El aiki es el poder de la armonía, todos los seres, todas las cosas trabajando juntas”

La palabra Seminario, nos da la pauta de un grupo de aprendizaje activo, donde la información recibida no está (por decirlo de alguna forma) ya elaborada, sino que los integrantes del mismo grupo la buscan, la indagan por su propios medios en un ambiente de “recíproca colaboración”.

El Koshukai tiene por excelencia la diversidad, en donde el aikidoka, sin importar la graduación “sigue siendo discípulo, pero empieza a ser él mismo, profesor”.

Clase de Bukis - Koshukai 2008

Una amplia gama de variables se encuentran presentes, las cuales podemos rescatar para nuestro propio crecimiento individual, el entusiasmo por descubrirlas y aprender a verlas queda en cada uno.

*“El único deseo que debe permanecer es la sed por más y más preparación en el camino”.

El aikido de O´Sensei, evolucionó con el tiempo, sus enseñanzas fueron interpretadas por sus alumnos según sus propias percepciones y según la época en que estudiaron con el fundador.

Es por ello que no hay un Aikido universal, y sí formas de ejecución y diversos linajes.

*“El amor universal funciona de muchas formas, a cada manifestación se le debe permitir su libre expresión”.

Y eso es precisamente lo que nos permitió ver el Koshukai, al menos a mí, desde mi inexperiencia como aikidoka, no solo noté la diversidad de ejecución en cuanto a técnicas (más duras, más robóticas, más fluidas, más flexibles, etc.) sino que también la diversidad en cuanto a personas.

Palma Sensei - Koshukai 2008

Me di cuenta que la ”grandeza” de los más avanzados en Aikido, no depende únicamente del color del cinturón que tengan puesto, ni tampoco de si llevan hakamas. Y de que en la humildad se escondían los Grandes maestros.

El seminario ayuda a crecer tanto técnica como espiritualmente, probándonos a nosotros mismo en la forma en que interactuamos con el otro, ayudar a crecer a nuestro compañero, es estar creciendo uno mismo.

Una de las frases de O´Sensei Ueshiba expresa muy bien lo que a mi entender significa el AIKIDO:

*”Si tu oponente ataca con fuego, responde con agua, convirtiéndote completamente fluido y de libre circulación. El agua, por su naturaleza, nunca choca ni se rompe contra nada. Al contrario, recibe y ataca inofensivamente”.

En estos eventos cada uno se lleva algo, bueno o malo, da igual ya que de toda experiencia se crece… y más aún si logramos verlas como espectadores en vez de protagonistas.



*:Citas de O'Sensei Morihei Ueshiba



Vane Cristin


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PARA MAS OPINIONES SOBRE EL KOSHUKAI 2008: http://www.foroswebgratis.com/tema-oshukai_2008-102651-1319796.htm

¿Técnicos o artistas?, esa es la cuestión

O'Sensei riendo

Shiawase (幸せ), es el vocablo japonés para Felicidad, una sensación y un concepto que deberían estar más relacionados a la práctica de las artes marciales modernas, donde en cambio sobran ideas sobre efectividad, eficacia, defensa personal real, vinculadas solamente a la faz técnica. No obstante, los beneficios del entrenamiento del Budo alcanzan otros aspectos más allá de lo meramente técnico, que en ocasiones han sido desplazados a un lugar de menor importancia; o en los peores casos, dejados completamente de lado.

Los padres de las artes marciales que hoy practicamos le ofrecieron al mundo una oportunidad de desarrollo única, que podría estar siendo subestimada. Su aporte a la humanidad es de una genialidad y un sentido filosófico trascendente, ya que plantearon una paradoja entre belicismo y pacifismo; y en una muestra de generosidad inconmensurable, planearon una gesta única y compleja: utilizar lo bélico para la paz, lo militar para lo civil, lo marcial con fines ajenos al campo de batalla, para la construcción de una sociedad mundial más elevada, pacífica, humanitaria, feliz.

Esto implica un desafío de magnitud, ya que incluye transpolar estos valores y crear una realidad nueva en las que antiguas formas de guerra sean utilizadas con fines radicalmente opuestos.

Los patriarcas le legaron a la comunidad internacional un regalo incomensurable, el Do, de modo que, por un lado, se valga de los valores del bushido y de otras formas de pensamiento moral y espiritual para ser aplicados en lo mundo cotidiano y moderno. Por otro lado, ofrecieron una rica tradición técnica para ser dominada con fines pacíficos, generando guerreros de paz, no para combatir en campos de batalla sino para enfrentar el día a día basándonos en una perspectiva de vida diferente.

Ellos tal vez soñaron con el fin de las guerras, y probablemente entendieron que su aporte pacifista a través de las artes marciales podría ser una de las soluciones al problema de la violencia humana, una forma de transformarla en algo bello.
O'sensei realizando purificación

La técnica marcial, el jutsu, es en este caso uno de los tantos elementos incluidos en la currícula de enseñanza del Do, es uno de los senderos del Do, a través del cual podemos cultivar otros aspectos. Es la técnica al servicio del Do, pero no el Do al servicio de la técnica: el entrenamiento como una forma de purificación y edificación personal. Salvando las diferencias, otras disciplinas como el Yoga persiguen también objetivos que trascienden la técnica y que le dan un carácter práctico e instrumental a la misma, muy significativo pero no decisivo a los beneficios totales del Do. Que el dominio técnico sea excluyente significaría que sólo aquellos que gocen del mismo podrían acceder a los beneficios totales del Do.

La técnica no es una condición discriminatoria, sino una vehículo del Do que se ofrece a todos, una forma de lenguaje incluyente, abarcativa. Por ende, las artes marciales ofrecen distintos caminos de salud a ser recorridos, ya sea en lo físico, en lo mental y en lo espiritual.

Sin embargo, en un momento en el que la defensa personal -teniendo en cuenta las tristes y alarmantes situaciones de inseguridad y agresión en las que vivimos inmersos-, y la competencia deportiva son los principales motores de muchas escuelas de artes marciales, se corre el peligro de enfatizar en demasía el aspecto físico de estas disciplinas olvidando sus demás beneficios, que deberían ser igualmente apreciados y entrenados. Por otra parte, internet ofrece ejemplos de sobra respecto de una comunidad marcial internacional en la que abundan muestras de intolerancia ejemplar, de una discriminación patológica y de una falta de paciencia, comprensión y respeto mínimo hacia el prójimo que hace dudar sobre el estado actual de las artes marciales y quienes las entrenan.

Muchos practicantes se erijen en embajadores de la verdad técnica absoluta y ejercen una crítica sistemática hacia el resto de las escuelas, demostrando una soberbia inexplicable si tenemos en cuenta la diversa, antiquísima y por momentos indocumentada cantidad de fuentes marciales que existen en cada país oriental, que han generado cientos de estilos, linajes, escuelas y sistemas de combate ¿Qué persona podría contar con la verdad revelada respecto a un tema que ha suscitado distintas versiones, polémicas y discusiones a lo largo de la historia reciente?

Además, una forma de moral basada en la identificación con el propio grupo de pertenencia ha dado lugar a una realidad dualista entre buenos y malos, entre amigos y enemigos, entre correcto e incorrecto, de amor y odio, que no debería ser tan notoria en quienes se dedican con devoción al entrenamiento de disciplinas que justamente incluyen enseñanzas filosóficas y espirituales orientadas en una dirección completamente opuesta.

Como en muchos otros aspectos de la vida, nos hemos quedado estancados en la dimensión material del mundo, desinteresados o incapaces en seguir escalando hacia otros estadíos más elevados incluidos en el Do. El jutsu y el waza siguen siendo los elementos hegemónicos en la mayoría de las prácticas, lo que hace pensar que como practicantes estamos más interesados en luchar nuestras guerras en forma física y no a través de caminos mentales o espirituales. Retrocedimos a un estadio anterior en el que las diferencias se resolvían en los campos de batalla, lo cual explica también el tipo de sociedad violenta en la que vivimos. Pero los patriarcas del camino establecieron las artes marciales como expresiones de paz e iluminación, lo cual ilustra una contradicción de base entre la finalidad última de estas disciplinas y su aplicación primera en la actualidad.


El Do no es etéreo

Kanji DO
Los peligros inherentes a la sociedad en que vivimos no siempre llegan en forma de agresiones físicas; muy probablemente las agresiones psicológicas que perturban nuestro interior y las presiones que deterioran nuestra salud mental y psicológica son las más recurrentes. Sin embargo, sobreenfatizando las técnicas físicas no generamos ningún elemento de defensa contra esas situaciones nocivas, que representan ukes fuertemente armados. Frente a su influencia somos completamente inofensivos y nuestro arsenal de recursos físicos resulta, en contradicción, una armada etérea. Por el contrario, el bushido, la meditación y el pensamiento reflexivo que forman parte del bagaje de Do, pueden ofrecernos herramientas reales y concretas para manejar estas situaciones negativas de una manera más constructiva.

Las artes marciales no son primordialmente artes de defensa personal frente a agresiones físicas. El dojo es un bastión de budo y el tatami una metáfora del campo de batalla, pero no estoy seguro que dojo y tatami tengan como objetivo preparar a personas para que, una vez en la calle, apliquen lo aprendido. La defensa personal depende de muchas otras variables que no pueden ser completamente controladas y simuladas durante el entrenamiento. Y es igualmente imprudente fomentar la aplicación del jutsu en situaciones ajenas al dojo. El tatami y la calle son dos mundos paralelos, que pueden tener puntos en común pero que funcionan con reglas muy distintas. Querer superponer estos dos mundos es tal vez un intento peligroso e innecesario.

Por otra parte, es riesgoso ofrecer técnicas marciales de fuerte impacto a personas que no tienen una formación en el Do acorde a las mismas. Además, una formación efectiva en el Do puede ciertamente ayudarnos a manejarnos de una manera distinta ante situaciones de riesgo, trabajando con marcado énfasis en la prevención y en la adopción de usos y costumbres que nos ayuden a disminuir las probabilidades de riesgo. El entrenamiento de los valores del Do al mismo tiempo fomenta la formación de carácter y madurez, de entendimiento y tolerancia. Las técnicas marciales sin el basamento del Do son por el contrario peligrosas y su manejo es dejado al libre albedrio del practicante.

Delimitar el budo a la defensa personal sería injusto. Es como condicionar la creatividad de artes plásticas a los parámetros que dictan el valor monetario de las mismas. Si realmente delimitados el arte marcial a la efectividad de combate de las técnicas, tal vez no estamos comprendiendo los ricos y abarcativos contenidos que nos ofrecen. Creo que es además innecesario exaltar la efectividad de las artes marciales en términos de defensa callejera, por ejemplo. En tal caso, ¿cuáles serían los parámetros a tener en cuenta para definir a un arte como efectiva o no en ese ámbito? Las riñas callejeras son de por sí una forma de exaltar el ego propio en un ambiente que no tiene ningún tipo de relación con la defensa personal: en la mayoría de los casos, este tipo de conflicto son más bien ataques personales protagonizados por individuos que parecen estar más interesadas en involucrarse en la pelea que en evitarla ¿Por qué deberían los artistas marciales pensar entonces en esta instancia como una prueba de fuego para definir si su dominio técnico es alto o no? Por supuesto, en la sociedad en la que vivimos, las formas de violencia a las que nos enfrentamos no son únicamente las relacionadas a riñas callejeras. Sin embargo, la respuesta física no es siempre la mejor forma de defensa personal y puede, por el contrario, generar más violencia que la originaria.

Hay situaciones de extrema violencia, mucho más rotundas, en las que las técnicas marciales tampoco son herramienta adecuadas para la solución. Tenemos que cultivar, entonces, otras técnicas, que trasciendan lo físico, para poder pararnos de una mejor manera frente a ellas. Distintas situaciones ameritan distintas soluciones.

Vivimos en un mundo difícil, pero sin embargo: ¿por qué fantasear con hacerlo peor y con participar activamente en esa violencia que condenamos? El Do no llega sin un compromiso y una responsabilidad superior: tenemos que estar a la altura de las personas que lo practicaron y lo forjaron. Los samurai se preparaban para la muerte súbita de un período mucho más agresivo que el actual ¿Estamos nosotros preparados para tanto abandono? Por eso creo que es importante contextualizar las artes marciales en los tiempos modernos que corren: no hemos sido entrenados desde la infancia para matar o morir ni hemos nacido dentro de una tradición guerrera familiar. Deberíamos entonces cambiar el enfoque de nuestra práctica y darle un sentido diferente, actualizarla, para que se complemente con nuestra vida, mejorándola por supuesto, combinando ambos mundos.

Los dojos podrían ser fuentes de sabiduría y entendimiento, y no factorías de estandarización técnica en las que se moldea marcial y mentalmente a los individuos. Shiawasedo y Budo podrían ser conceptos en sinonímia, dos formas distintas de decir la misma cosa. El Do es un camino metafísico pero es también una senda real que se puede andar en un sentido concreto también: las artes marciales son la materialización de conceptos muy profundos, una forma de darle substancia, ente, a la filosofía, de hacerla palpable.

Shiawasedo

Kanji SHIAWASE
Por qué no entonces ofrecer una variante positiva, proactiva, que busque formar nuevas generaciones de personas de paz, con renovados conceptos, menos nostálgicos y más pragmáticos. Shiawasedo es solamente una forma de referirse a esto: que el arte marcial nos ayude a desarrollar una defensa personal en lo emotivo, en lo psicológico, en lo físico (salud), en lo filosófico (apertura mental y flexibilidad intelectual). Que el arte marcial funcione al servicio de nuestra felicidad, preparándonos para enfrentar un día a día que incluye agresiones no físicas que nos lastiman sin que les ofrezcamos ningún tipo de respuesta. Podríamos ser vehículos de felicidad, podríamos entrenar para ser más felices y hacer a otros más felices. Pero al parecer, nos preparamos para una agresión masiva que nunca llega, mientras que pequeñas agresiones nos hieren a diario.

El Do es una forma de canalizar la agresividad humana, de ofrecerle un sendero sano de expresión para que se transforme en un elemento creativo. Lo mismo sucede con la música, las artes plásticas, la escritura. Estas son también formas de Do, de expresión del alma.

Por supuesto, Do no es una palabra mágica que produce soluciones efectivas y automáticas. Es más, representa un trabajo arduo y constante, cuyo tránsito implica tiempo y compromiso y cuyos resultados no están garantizados. Como se dice, caminar el Do es la meta.Julio Talerico Sensei y el autor

Puede también que el concepto felicidad suene desorientador, peque de abstracto y termine por ser demasiado relativo. Pero creo que más que centrarnos en los conceptos, si vamos a dedicarnos esta vida al estudio de budo, cabe preguntarse: ¿Es efectivo el arte marcial que practico en términos de mi vida cotidiana, frente a la violencia civil del día a día? Me ofrece soluciones, me brinda lecturas comprensivas y abarcativas? Mi arte marcial me ayuda a estar mejor con mi familia y amigos? ¿Me ofrece herramientas prácticas para construir un ambiente más sano y ameno, siquiera menos nocivo? Y con las personas que no conozco pero con las que convivo a diario: ¿soy más comprensivo con ellas? ¿El arte marcial que practico ha fomentado ideas de aislamiento y enajenación en mi, ideas de superioridad respecto de los otros artistas marciales y personas? ¿Estoy trabajando por ser más tolerante? ¿Busco deliberadamente poner a prueba mis conocimientos marciales en la calle? ¿El grupo de personas con las que entreno son una influencia constructiva, a través de ellos aprendo a convivir con distintas personas y a mejorar yo mismo en mi trato con el resto de la gente? Cada uno puede darle al Do el nombre que le parezca más acertado para explicar los beneficios esperados de su práctica. En mi caso, elegí Shiawase.

Por último, propongo otra pregunta: ¿qué tipo de estudiantes están formando los dojos? ¿Técnicos marciales o artistas marciales? De esta última dependen las respuestas de las preguntas anteriores.



Marcos Gonzalez Gava

La enseñanza del Aikido.


La metodología de la transmisión del Aikido tiene sus orígenes en la tradición marcial de oriente, por ello la responsabilidad pedagógica recae en la figura central del Sensei.

Practicantes de Misogi Dojo

Si bien el Maestro es la base de nuestra formación las oportunidades de aprendizaje no se limitan a él, sino que se extienden a toda la atmósfera del Dojo, incluyendo a los demás compañeros de práctica.



En Aikido, al igual que en otros campos del conocimiento, es necesario diferenciar el comprender (que significa entender intelectualmente) del saber (que hace referencia a un conocimiento que abarca tanto el campo intelectual como la experiencia corporal).

Cono de Aprendizaje

Debemos reconocer que la tendencia actual fuera del ámbito marcial es transmitir la información procesada, predigerida, sacrificando la experiencia personal en pro de lograr una masiva uniformidad del conocimiento. Por este motivo el alumno de Aikido puede en ocasiones entrar en conflicto con el método tradicional de enseñanza y sentirse algo abandonado a su suerte.

Para aclarar esta cuestión creo oportuno compartir las expresiones de dos destacados Maestros:

“…La misión del profesor no solo consiste en enseñar las técnicas de combate, sino en aportar ocasiones o motivos de reflexión en torno a todas las cosas e iniciativas que puedan mejorar la personalidad de los aikidokas, invitándoles a recorrer por si mismo el camino… No esperes a que todo te lo explique el profesor, busca, prueba, repite y descubre por ti mismo, porque si estás presente en cada instante de tu entrenamiento, no dudes que se te revelará tu maestro interior…” José Santos Nalda Albiac (4º Dan Aikikai).

“…El profesor simplemente indica la dirección a seguir. Corresponde al alumno andar por si mismo ese camino. Si lo hace obtendrá su propia experiencia. Si se cae se levantará. Si aprende por si mismo a superar los obstáculos nada lo podrá detener. Pero si el profesor carga sobre su espalda al alumno para pasar el obstáculo, éste no aprenderá nada y cuando llegue el próximo obstáculo no poda vencerlo… Es lógico, porque no ha recorrido el camino por sí mismo. En la actualidad es excesivo el deseo de que otros hagan nuestro trabajo, en Aikido es lo mismo, los alumnos ven una técnica y esperan que el profesor venga a explicarles detalladamente el movimiento…” Nobuyoshi Tamura Shihan (8º Dan Aikikai).

Finalmente quiero invitarlos a reflexionar con la opinión de nuestro querido Sensei Julio Talerico, quien nos dice:




“Puedes enseñarles la vía, pero no puedes hacer que la entiendan; esta máxima de Confucio expresa claramente la naturaleza de la transmisión del Aikido.

Como instructor actúo de intermediario entre aquellos Maestros que me formaron y ustedes, mis alumnos. Nunca dejo de estudiar y practicar Aikido, sigo tomando clases con Maestros, yendo a seminarios, investigando en internet, e incluso aprendo de ustedes al verlos practicar.

Es muy importante que entiendan cual es mi papel como Sensei en su formación: los puedo llevar al río, pero no puedo tomar agua por ustedes. Con la orientación que les doy durante las prácticas cada uno tendrá que resolver como andar este camino, a su paso, con su carga. Nadie mejor que ustedes para descubrir cual es su Aikido.”



授業

Kobayashi en Taipei.

Nuestro amigo Marcos San, que como sabemos, se encuentra estudiando en Taipei, conoció a Yasuo Kobayashi.

Centro Deportivo de Nangang

La visita de este año de ese ilustre Maestro a Taipei, se realizó en el Centro Deportivo de Nangang y consistió en una serie de exhibiciones presentadas por todas las escuelas en honor de Kobayashi Sensei.

Asimismo, éste viajó secundado por practicantes de diferentes nacionalidades que se encuentran en Japón formándose y aprovecharon el viaje para conocer Taipei.

Lo citamos en forma textual para darnos una idea de lo acontecido:

"Este año sensei Kobayashi vino acompañado por distintos maestros de su dojo en Japón, además de un grupo de occidentales que tiene vínculos con su escuela. En ese grupo de extranjeros, había gente nada menos que se Islandia y también un sensei suizo (casi todo estos pibes eran enormes) quienes estaban en Tokio de visita y aprovecharon la ocasión para venir a Taipei, ofreciendo una exhibición interesante.

Grupo Chengchi mas gente de Islandia

La última exhibición de la jornada fue la de Kobayashi sensei, quien mostró una serie de técnicas de suwariwaza y de parado también.

La verdad es que su participación fue muy interesante pero distendida, aunque sensei Kobayashi tiene ya 72 años y creo que a esta altura se dedica a entrar al tatami para divertirse y demostrar en sus performances los preceptos técnicos básicos y fundamentales de este hermoso arte que es el Aikido...

...Para mi fue todo un privilegio haber conocido y visto en acción a alguien que recibió formación directa de O' Sensei, y haberlo encontrado muy humilde y mundano me resulta más atractivo aún.
"

Grupo de Chengchi

Dentro de esas exhibiciones, el grupo con el cuál entrena Marcos, junto con el grupo de Chengchi, hicieron una demostración de aikiken, que estuvo liderada por sensei Chuo.

Kobayashi Sensei, Chuo Sensei y Marcos San

Finalizada la exhibición de Kobayashi Sensei, Marcos San y Chuo Sensei, pudieron tomarse una fotografía con él.

Este tipo de eventos son los que nos enriquecen cuando participamos en ellos, no solo por la calidad de aquellos que demuestran las técnicas y de los que uno puede aprender mucho, sino también por la confraternización que tiene lugar en los mismos.

Personas de tan disímil orígen compartiendo una actividad y al mismo tiempo armonizando.

Agradecemos a Marcos San, no solo por compartir las imágenes que tomó en dicha oportunidad, sino también por contarnos su experiencia.

Una gota de agua.



Me toqué la mano y me percaté de que estaba mojada. Pero no en su totalidad, solo había una pequeña gota, ínfima.

Sin embargo, podía sentirla y me daba cuenta exactamente, sin mirarla siquiera, cual era su extensión y justo donde estaba ubicada.

Me maravillé al darme cuenta de la increíble capacidad de percepción que tiene nuestro cuerpo. Entonces me pregunté, ¿Por qué es tan difícil percibir a nuestro compañero el efectuar una técnica de aikido?

¿Por qué perdemos muchas veces contacto con él y terminamos haciendo movimientos erráticos y manoteando el aire para intentar asir su mano?

Nuestra mente impide que esa perfecta máquina de percibir funcione al máximo. Pero no solo eso, sino que muchas veces impide que funcione del todo, es decir anula completamente la capacidad de percibir que nuestro cuerpo tiene.

La mente, con los preconceptos sobre como debería ser o como debería estar parado o como debería caer el uke, nos impide percibir lo que realmente está haciendo éste.

Y en lugar de percibir su accionar y su desempeño sobre el tatami, para armonizar con él, hacemos fuerza y buscamos obligar al uke a que se mueva, se coloque y reaccione como nosotros queremos que lo haga.

Kanji 'Uke'

No aprovechamos la capacidad de percepción de nuestro cuerpo, no “leemos” lo que uke está haciendo y hacia donde quiere ir.

Hacia allí es donde debemos dirigirlo, pero ¿como podemos saberlo si no prestamos atención a las indicaciones que nos da?

¿Como podemos prestar atención si estamos bloqueados, intentando obligarlo a que haga lo que nosotros queremos?

Nuestra mente debe estar libre de preconceptos, para permitir que fluyan las técnicas en función de los estímulos externos que recibimos.

Pero para recibir estímulos debemos estar atentos a ellos, en definitiva debemos tener la radio prendida para poder escuchar lo que el emisor intenta decirnos.

Cuando logremos hacer esto, estaremos armonizando con el uke, que en definitiva, es nuestro compañero imprescindible en el camino del Aiki.

Dojo a cielo abierto.


El jueves 1ero de mayo tuvimos la oportunidad de realizar una práctica intensiva en un Dojo a cielo abierto.

Nos trasladamos a las dependencias del INTA y allí, Julio Talerico Sensei, dictó unas excelentes clases de armas.

Durante la mañana efectuamos técnicas de Jo, en una clase que se extendió casi por 3 horas. Extenuente pero muy formativa.

Las técnicas que practicamos nos permitió ver una "puntita" del enorme potencial y las variadas ténicas que es posible ejecutar con este elemento.

Luego, disfrutamos de una almuerzo en el pasto del predio y un merecido descanso para reponer fuerzas.

En horas de la tarde y hasta que el sol se escondió, realizamos diversas técnicas con bokken, las que hicieron hincapié mayormente en el manejo del ken y en la movilidad del cuerpo.

Estos movimientos requirieron nuestro mayor esfuerzo para coordinar el movimiento de los brazo, las piernas y los desplazamientos.

La practica en este lugar tan amplio me permitió percatarme de cuestiones muy importantes.

Una de ellas, fue el hecho de la necesidad imperiosa de "bajar el peso" cuando el terreno en el cual realizamos las técnicas no es un cómodo tatami.

Las irregularidad del suelo, junto con la presencia de palos, piedras, hojas y frutos de diversos tipos (caidos de los árboles), no dió la pauta de que no siempre el terreno es liso y que si no logramos bajar nuestro centro andamos a los "tumbos", tropenzando a cada paso.

Debemos estar bien afirmados, centrados y con el peso bien abajo, para poder ejecutar los movimientos sin riesgo de caer a cada paso.

Otra cuestión de lo mas interesante, fue la falta de ubicación que pareció aquejar a todos los practicantes.

Nos colocábamos en una posición y al rato estabamos o bien todos muy juntos interfiriéndonos unos a otros o bien excesivamente separados, desperdigados.

Cuando estamos en un ambiente cerrado y controlado, nos acostubramos a movernos utilizando como referencia las paredes del Dojo, y las cosas que hay en estas (armeros, banderas, el kamiza, las puertas, vidrios, espejos, etc.).

Cuando la vista es abierta, nos aqueja una desorientación que nos impide mantenernos en linea o en la misma posición en al que comenzamos la técnica.

Esto también me resultó muy interesante, ya que es un llamado de atención al hecho de que las técnicas o movimientos son diferentes cuando son ejecutados en un ambiente no "controlado".

Nos retiramos ya entrada la noche, muy cansados pero con la convicción de que el manejo de las armas tal como fue pensado por O'sensei es fundamental para entender los principio que rigen en Aikido.











De puño y letra de Miyazawa IV - Ichi Go Ichi E: “Una vez, un encuentro”



Ichi Go Ichi E se puede traducir al castellano como “Una Sola vez en la vida, un encuentro con una persona”.
Es una frase que proviene de la filosofía Zen, y le encantaba a un Tairo (primer ministro) de Japón a mediados del siglo pasado, llamado Li.

Por aquel entonces los puertos de Japón estaban cerrados a los países occidentales, exceptuando a Holanda.
Estados Unidos y las potencias comerciales europeas presionaban a Japón para que abriera sus puertos al comercio internacional.
El Tairo Li estaba a favor de esta apertura. Sin embargo, otra facción política interna del Japón estaba absolutamente en contra. No querían que entraran extranjeros a Japón muy terminantemente.
El Tairo Li tal vez no era tan buen político, pero era un gran practicante de la ceremonia del té, el Cha no Yu.

El Cha no Yu consiste en servir el té, efectivamente, y es una disciplina basada en la filosofía Zen.
(Todos los movimientos desde la recepción del invitado a tomar el té, hasta su despedida están pautados. Por ejemplo: la pava se toma con esta mano así, se sirve así, se apoya la pava así exactamente aquí, se toma la cuchara con esta mano así, etcétera, etcétera. Se lo puede entender tal vez como una forma de meditación).

“El espíritu de ichi Go Ichi E es muy importante” decía el Tairo Li, La gente a quien se le ofrece la ceremonia del té vienen una vez. Es un encuentro único. ¿Quién sabe si al salir no fallecen ellos, o fallece el que ofrece la ceremonia?

Todo encuentro entre dos personas es único. Irrepetible. Impostergable. Si se posterga tal vez nunca suceda. O si sucede, ya no será lo mismo. Una vez en la vida, un encuentro con una persona. Un encuentro único.

Cada vez que se ofrece la ceremonia del té, se la ofrece como si fuera la primera y la última vez que se le ofrece a esa persona. Lo es: los sentimientos de ese encuentro son únicos, la charla que se mantiene con el invitado es única. Otra persona no es lo mismo, la misma persona después, no es lo mismo. Cuando uno se encuentra con este espíritu, una confía. El encuentro es muy profundo, muy espiritual. Muy armonioso y autentico.

Y luego, el invitado se va. El sentimiento que queda en el corazón del practicante de la ceremonia del té luego de la partida de su invitado es muy especial. Cuesta traducirlo al castellano. Algo así como una remembranza con sentimiento de plenitud, con algo de tristeza. No se puede hablar en voz alta, Todo queda muy tranquilo. En silencio, el recuerdo de lo compartido, de lo charlado es pleno. Único.

El practicante de la ceremonia del té queda solo, escuchando el ruido del viento en los árboles afuera. Un sentimiento que expande la conciencia hasta alcanzar el universo.

Ichi Go Ichi E.

Podemos imaginar al Tairo Li entrevistándose una mañana con el Shogun (autoridad máxima del Japón feudal). Seguramente su actitud fue la de considerar ese momento único, irrepetible.

El último.

El Tairo Li fue asesinado por la facción contraria, la que no quería que se abrieran los puertos.

El camino Samurai. Bushido


El Bushido era el estricto código por medio del cual vivía un Samurai. Literalmente significa “el camino del guerrero”.

El Bushido encerraba toda una filosofía y forma de vida, en donde imperaba la caballerosidad y el respeto por todo ser viviente y por toda persona sean o no un extraño.

Se basaba en siete Virtudes las cuales son:

•Rectitud (Gi) para un autentico samurai no existen las tonalidades en lo que se refiere a la justicia.

•Coraje (Yuu) Un Samurai debe tener valor, es arriesgado. Eso es vivir la vida en forma plena, completa. El coraje no es ciego sino inteligente y fuerte. Reemplaza al miedo por el respeto y la precaución.

•Benevolencia (Jin) El samurai es rápido y fuerte. Desarrolla un poder que debe ser usado en bien de todos. Tiene compasión y ayuda a sus compañeros en toda ocasión.

•Respeto (Rei) El Samurai no tiene motivos para ser cruel, no necesita demostrar su fuerza, es cortés incluso con sus oponentes. La autentica fuerza samurai emana de su interior.

•Honestidad, sinceridad (Makoto) Si un Samurai dice que hará algo es como si estuviera hecho. Hablar y actuar son para él la misma acción.

•Honor (Meiyo) El autentico Samurai solo tiene como juez de su propio honor a él mismo. Las decisiones tomadas y llevadas a cabo reflejan quien es su autor. Nadie puede ocultarse de si mismo.

•Lealtad (Chuugi) Un Samurai es intensamente leal a aquellos bajo su cuidado. Las palabras de un Samurai son como las huellas puedes seguirles donde quiera que vayan

Occidente ha trastocado la visión del Bushido considerándolo un mero sistema de supervivencia o una excusa bajo la cual hacer justicia por mano propia.

Quizá la razón sea la pérdida de los valores morales en la que hemos caído, pero si lo pensamos podríamos aplicar el Bushido en nuestra vida cotidiana, todos los días.

Actualmente se conoce un concepto de Bushido “moderno” que nos puede ayudar a transitar un camino más cercano a la reflexión y al auto-conocimiento interior.

A pesar de que en este tiempo sentimos cada vez más la falta de justicia y nos vemos caer en la dependencia de autoridades corruptas y alejadas del buen ejemplo; encontraremos que las virtudes del Bushido pueden contribuir al cambio.

Un cambio que puede abrir mentes y ayudarnos a volver al camino samurai. Ayudar a otros también te ayuda a ti.

Probemos con ceder nuestro lugar en el colectivo, decir siempre “permiso”, “por favor”, “gracias”. De empezar con un cálido “buen día”, “buenas tardes”; aunque nuestro día no haya sido el mejor. Pidamos “perdón” cuando cometamos errores y reconozcámoslos para poder aprender de ellos.

Esa es la esencia del Samurai, vencer a un enemigo es más fácil con estrategia e inteligencia sin necesidad de desenvainar la espada. Aprendamos a vivir una vida armónica a través de nuestras propias experiencias sin olvidarnos que vencer al enemigo que llevamos en el interior nos hace sabios y poderosos.


Marina Romero*

*:Practicante del Dojo de la Organización Argentina de Aikido ubicado en la Provincia de San Juan.

Seminario Nishida Shihan.



El sábado 5 de abril de 2008 se llevará a cabo un Seminario de Aikido a cargo de Makoto Nishida Shihan.

En el afiche adjunto, que podrá ser descargado por cualquiera que lo solicite, encontrarán toda la información necesaria.

Ante cualquier consulta pueden ingresar a la página de la Organización Argentina de Aikido.

No se lo pierdan.

Nos vemos en el tatami!!!!!

Katana.




Esperando, en silencio, posada,
pero animada,
nunca inerte, enfocada,
aparecerá como el viento,
materializada en la nada.

En su estado delta se mantiene alerta,
como un buda
en la oscura cripta que es la vaina,
durante una noche profunda
de vigilia eterna.

Es un ente meditando,
contemplando en trance profundo,
reviviendo en su inmóvil estado
el fuego y el acero de los que la forjaron.



El suyo fue un alumbramiento difícil,
todo un evento traumático,
pero de lo difícil sacó su templanza,
y de lo traumático su brillo,
porque a la buena del yunque y del martillo,
se fue curando de miedos y espantos.

Una gesta de la que que surgió a los golpes,
proceso brutal pero calculado,
que en lo primitivo de su acto,
bello y siniestro,
perfecto en su concepto,
es japonés por lo exacto.

Y así cual mariposa,
debe su belleza al increíble esfuerzo
que del capullo infernal de las llamas,
le permitió salir airosa
convertida en katana:
No sería ella,
diferente a otros artefactos,
si no fuera por lo inclemente
y severo de su parto.




En su inmóvil reposo
un espíritu inquieto se manifiesta,
vibra adentro,
fuego del que fue creada lo alimenta,
depositado en su centro por el herrero artesano,
para atar su suerte por siempre
a la naturaleza de su seno.

En mi cuerpo también se encuentra
esa misma llama que en vos arde,
colocada en mi interior por otro artesano,
a quien algunos aún no sabemos
como llamarle;
pero que sin lugar a dudas,
es padre de todos los nacimientos,
y que en cada uno de ellos
ordena alojar alguno de los cinco elementos.

Y mientras sendas llamas se integran,
y su calor se combina,
tu cuerpo en la vaina se ilumina,
y mi alma,
que es una porción tuya,
katana,
se fusiona en tu acero,
generando súbito un desenvaine
que aunque sigiloso,
conmueve al vacío como trueno.

Y cuando apenas asoma tu cuerpo
como luna en el velo oscuro,
los elementos se desorientan,
y el aire presagia antes que suceda
el paso veloz de tu filo,
que genera lapsos de espacio y tiempo,
cortando la realidad en hilos.

Porque el tuyo es un corte abstracto
que llega más allá de lo visible,
y que me contecta con su filo
a un reino de lo imposible.
Es así que durante su recorrido,
se va escuchando el sonido
de los hilos siendo arrancados.
¿Qué hilos?
Los del telón de esta escenografia,
de esta dimensión incierta
a la que nosotros llamamos vida.


Aquí voy de nuevo,
corto con el alma, corto contigo,
el aire se abre en reverencia
para dejarle paso a tu brío.
No hay lo qué pueda con tu braveza,
que no se define por tus partes
si son apenas dos parejas:
cuero y metal, cuerda y madera.

Porque vos katana sos un vínculo
entre lo divino y lo humano,
una forma de recordarnos,
de donde venimos y hacia donde vamos;
que el cielo y la tierra están unidos
por tu punta y tu mango.

Marcos González Gava.

Práctica en San Juan.

El fin de semana del 29 de febrero al 2 de marzo, Julio Talerico Sensei, viajó junto con algunos alumnos de Misogi Dojo a practicar al Dojo de la Organización Argentina de Aikido ubicado en la Provincia de San Juan, que se encuentra a cargo de Ricardo Aneas.

Su presencia fue reflejada por los medios locales, Diario de Cuyo, y constó de diferentes actividades.

El viernes 29 de febrero en horas de la noche se llevó a cabo una charla y clase de Aikido.

El sábado 1 de marzo, en el Centro Cultural Estación San Martín, se dictaron clases tanto a la mañana como a la tarde.

El lugar de práctica es una antigua estación de tren totalmente remodelada y en excelente estado de conservación. Cuenta con un amplio salón con altas puertas que permiten salir a una amplia galería.

Mas allá, un hermoso predio de pasto verde, árboles y juegos. Un deleite para la vista.

La jornada fue tan extenuante como gratificante, ya que el calor nos acompaño durante todo el día, pero los practicantes se mantuvieron firmes en ambos turnos por lo que se disfrutó de una nutrida concurrencia sobre el tatami.









El día domingo 2 de marzo, en horas de la mañana se llevo a cabo una práctica de armas, bokken y jo, en la Plaza Gral. San Martin.

Se ejecutaron distintas técnicas que fueron observadas por los transeúntes. Se aporvechó dicho momento para invitar a todos a que se acercaran a disfrutar de la práctica del Aikido.








La experiencia fue de lo mas enriquecedora y tanto el Sensei como los alumnos que lo acompañaron fueron fantásticamente recibidos y tratados. No solo por el instructor a cargo del Dojo, sino por todos los practicantes que participaron de las diferentes actividades.

Efectividad del Aikido como Defensa Personal



Puesto que el Aikido no se comprende desde la razón sino desde la experiencia, es necesario practicarlo para comenzar a entenderlo.
Es por esto que si bien quiero compartir con todos ustedes esta reflexión, temo que solo será verdaderamente entendida por otro aikidoka.

Actualmente vemos como proliferan prácticas marciales cada vez más agresivas que basadas en un espíritu competitivo persiguen la destrucción del contrario sin la menor consideración moral.
El motivo de este fenómeno me resulta aún esquivo, quizá suceda como consecuencia de la violencia a la que estamos expuestos en nuestra sociedad; pero si este fuera el caso es obvio que no ayuda a mitigarla sino a retroalimentarla.

Muy por el contrario, la defensa en el Aikido se sustenta en principios éticos que podrían considerase como su piedra angular, ya que son la esencia misma de esta doctrina. Debido a este rasgo altruista se cuestiona habitualmente la efectividad del Aikido como defensa personal.
Esta inquietud parece ser una constante en la etapa más temprana del entrenamiento, atenuándose a medida que se avanza en el camino. Bueno, meditemos al respecto!

Lamentablemente esta necesidad de buscar efectividad en un Arte marcial de profundo contenido filosófico (DO) como el Aikido es una señal más del utilitarismo en el que estamos inmersos, el cual asfixia nuestra espiritualidad y nos obliga a hacer algo solo para obtener un beneficio a cambio. El Zen en cambio nos libera al demostrar a través de mushotoku como la verdad llega cuando hacemos algo sin provecho.

Habiéndome confesado ya como otra víctima del materialismo reinante comencemos el análisis de los componentes físicos y filosóficos que condicionan la defensa en el Aikido.

Desde lo estrictamente físico el Aikido aporta ilimitadas posibilidades como defensa personal, solo restringidas por el grado de pericia de quien las emplee. Más allá del recurso de las “técnicas de dojo” nuestro arte es especialmente efectivo en su expresión mínima y contundente, cuando el artista materializa las respuestas espontáneas que fueron condicionadas como reflejos a través de años de entrenamiento (kikei o kigata).
En nuestro arte la técnica defensiva se construye a partir de una correcta posición corporal, respondiendo con naturalidad mediante movimientos circulares se maximiza el aprovechamiento de la energía (cinética, gravitacional) aportada por el atacante y se provoca su desequilibrio (kuzushi).

Pero su mayor virtud no se halla en lo físico. En Aikido en vez de usar la fuerza se trabaja sobre otras variables mucho más sutiles, usándolas como verdaderas armas para disuadir y manejar el conflicto.
En la órbita filosófica el Aikido cultiva una actitud constructiva y no competitiva frente a los conflictos. Esto naturalmente nos protege, porque no importa cuan fuerte seamos, llegará el momento en que la fuerza de otro será mayor a la nuestra. Las enseñanzas de Lao Tse, Sun Tzu, Confucio, Buda y Cristo nos advierten que “la violencia tiene la mala costumbre de volver”; la victoria por la fuerza genera una espiral de agresión que nos expone a un riesgo cada vez mayor.
Con una visión crítica enfocada en el espejo más que en la ventana, descubrimos que el conflicto finalmente es con uno mismo. Autocontrol y disolución del conflicto son sinónimos. Controlando el ego refinamos nuestro espíritu.

Solo un necio puede pretender analizar la efectividad de una verdad tan universal como la naturaleza. Por eso cada vez que necesitemos evaluar la utilidad del Aikido debemos reconocernos víctimas de un vicioso pragmatismo.

El Aikido trasciende toda utilidad…


Germán Gámbaro

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