Misogi Dojo de Aikido

Zanshin - Conciencia del entorno

“Relativamente pocas son las veces que me toca volver sola a casa, encontrando nada más que calles solitarias, ocasiones que si pudiera evitaría. El regreso solitario es definitivamente la parte que no me place hacer.
Pero la enfrento tarde o temprano al salir a la calle poniendo en práctica lo que nos enseñara nuestro sensei en su momento.

Hombros atrás, cabeza erguida, conciente de mi entorno, de cualquier persona que se este aproximando o de esa esquina en la que estoy a punto de girar, todo podría cambiar en un instante si me distraigo, ya tendré tiempo de pensar en otras cosas, si me interceptaran agazapada y pensativa sería la presa fácil que los facinerosos sueles elegir.

Llego bien a mi casa, que bien, hoy no me topé con nada, ¿habrá dado resultado todo ese cuidado? Y si no hubiera salido como lo esperaba…me encuentro con un grupo de “rufianes”, como dijo el maestro horas antes, los encaro en Hanmi, todo ese entrenamiento refuerza más el instinto de saber cuando me va a atacar, advierto que son varios y primero lo primero como si se tratara de uno solo, “negociar” calmadamente, no son tontos y con esto se van a dar cuenta de con quien están tratando, aún en otro arte marcial más rudo aprendí esta lección.

Pero volviendo de una clase de Aikido, me hace sentir que también soy una guerrera, luchando en el día a día, poniéndome en la piel de los bushi que hoy por hoy también honramos con este arte que muy profundamente nos enseña que no precisamente estamos hechos para la guerra con otras personas, con oponentes.

Luchamos con nosotros, por dominar emociones para luego ayudar a otros con sus emociones. En una situación tal a quien se enfrente a nosotros no podríamos pretender que no se ponga histérico si no vencemos nuestra histeria ante él, aun así zanshin, palabra que titula el concepto de nuestra noción del entorno en estas situaciones, es lo que se recomienda para nuestro caminar más aun con desconocidos.




“No quiero pelear”

En Aikido primero lo primero, paz.”


Perla Zabala.




Son esta clase de relatos los que generalmente encontramos cuando se hace referencia al concepto de Zanshin, enfocados en la idea de que es una habilidad referida solamente a la defensa personal, pero no dice nada acerca de su utilidad en el día a día.

Desarrollar semejante destreza para utilizarla solo en ocasiones tan puntuales parece un desperdicio, es por eso que cabe meditar acerca de que utilidad podemos darle a nuestra conciencia del entorno en la práctica cotidiana y en la vida más allá de las artes marciales.

Para comprender un poco mejor a que llamo “Zanshin aplicado a la práctica cotidiana” veamos algunas situaciones a modo de ejemplo:

Podríamos mencionar el caso de un practicante de iaido que esta ejecutando una kata, en este caso necesita estar conciente de la posición y el movimiento de sus compañeros e instructor, así como de los límites del tatami a fin de evitar todo tipo de accidentes.

En otro caso un aikidoka debe estar muy atento al ejecutar una técnica o de lo contrario puede proyectar a su uke contra un compañero, maestro o fuera del tatami; aún si la técnica no consistiera en lanzar a la otra persona podría hacerlo colisionar en un giro brusco.

No hace falta dar más ejemplos para comprender que poder percibir todo lo que ocurre a nuestro alrededor no solo es útil para defenderse de varios atacantes sino que también es una herramienta esencial para evitar incidentes.

Si solo nos ocupamos de prestar atención a lo que ocurre un poco mas allá de nosotros mismos podremos detener o acelerar un movimiento en el momento oportuno y sortear una “situación incomoda”.



Si quisiéramos llevarlo a nuestra vida cotidiana enseguida podríamos encontrar infinidad de situaciones en las que aplicar un poco de Zanshin marca la diferencia, ya sea en la vía pública (manejando, andando en bicicleta, viajando en tren o colectivo o como simple peatón cruzando una transitada avenida) o en el trabajo (en una fábrica, un edificio en construcción, atendiendo un local o en la oficina).

No necesitamos encontrar una banda de maleantes para salvarnos de una muerte segura, la mayoría de las veces somos nuestra peor amenaza simplemente por “andar distraídos”.




Para aquellos budokas que aún así sigan preocupados por ser el protagonista de nuestro relato inicial, creo que lo mejor sería que traten de desarrollar sus capacidades perceptivas en situaciones como las mencionadas en lugar de buscar ejercicios de combate contra múltiples atacantes.

Confío en que tendrán mejores resultados de esta forma, ya que estas son efectivamente situaciones reales. Es hora de poner los sentidos al servicio de la seguridad, nuestra y de quienes nos rodean.



Daniel Soriano.

3 comentarios:

Maximiliano Fontela dijo...

Muy buen relato y reflexión.
Gracias chicos/as.

Shugyo dijo...

Los felicito por la nota, me parece un muy buen aporte!
Desde lo personal creo que el Zanshin es un estado de alerta que se entrena igual que una técnica y de la misma manera que ocurre con éstas llega un momento donde uno las ejecuta naturalmente, “inconscientemente”, es allí donde toman mayor capacidad de ser aplicadas a una situación concreta. Como ejemplo puedo citar la práctica de Jiyu Waza, al principio uno piensa por ejemplo: “ahora le hago un Kaitten nage…”; pero después de cierto tiempo de práctica uno está en blanco y simplemente hace!, cuando termina el encuentro quizá ni sepa bien que “técnicas” ejecutó.
Volviendo al Zanshin, al principio puede ser necesario “pensar” en estar alerta, pero no creo que esa sea la meta a alcanzar… “Pensar” en estar alerta puede ayudar, pero la mente tiene tantos recovecos que pensar en ello puede que en realidad nos distraiga… a lo que me refiero es que intuyo que Zanshin es secundario a Mushin! Si utilizo la razón y fijo mi atención en algo limito la capacidad de alerta que surge desde lo primitivo, desde lo instintivo. Esa condición que nos permite tener “conciencia” del entorno creo que paradójicamente se alcanza cuando abandonamos la ansiedad y el temor que nos dispara nuestra mente al estar en un medio que percibe como adverso; cuando simplemente nos conectamos con el entorno, más desde el cuerpo que desde la mente, más desde lo animal que desde lo racional…
Abrazo!!!

Takeshi dijo...

Estoy de acuerdo con Shugyo, zanshin como algo más instintivo que racional. Creo que uno un poco lo actua al zanshin, porque lo está pensando. Cuando se interioriza, entonces creo que es comparable a kiai. Con esto quiero decir que estas dos expresiones están transmitiendo toda la vida interior del budoka. Creo que Zanshin se relaciona mucho a metsuke también, ojos de kiai, y a esa expresión enfocada que muestran tienen cazador y presa en esas persecuciones que vemos por televisión en las sabanas del serengeti, cuando todos los sentidos están enfocados en el entorno y en uno mismo.

Muy interesante el punto de vista de senpai, teniendo en cuenta los pequeños y grandes incidentes que pueden suceder sobre el tatami por estar "guardandonos" el metsuke para una batalla campal que nunca llega. Aunque es también muy cierto que luego de entrenar budo por unos años se genera algo como lo que cuenta Perla, un estar más atento de las personas que nos rodean y de las situaciones en las que nos estamos por involucrar. En la película Ronin, el personaje de Robert de Niro en una escena dice algo así como "Nunca entro a un lugar sin antes saber como voy a salir". Creo que también se relaciona a esto.

Dejo un video aquí en los comentarios sobre zanshin, con imágenes que se disfrutan mucho.

http://www.youtube.com/watch?v=2KXPEoFq89w

Abrazo, Takeshi.