Me toqué la mano y me percaté de que estaba mojada. Pero no en su totalidad, solo había una pequeña gota, ínfima.
Sin embargo, podía sentirla y me daba cuenta exactamente, sin mirarla siquiera, cual era su extensión y justo donde estaba ubicada.
Me maravillé al darme cuenta de la increíble capacidad de percepción que tiene nuestro cuerpo. Entonces me pregunté, ¿Por qué es tan difícil percibir a nuestro compañero el efectuar una técnica de aikido?
¿Por qué perdemos muchas veces contacto con él y terminamos haciendo movimientos erráticos y manoteando el aire para intentar asir su mano?
Nuestra mente impide que esa perfecta máquina de percibir funcione al máximo. Pero no solo eso, sino que muchas veces impide que funcione del todo, es decir anula completamente la capacidad de percibir que nuestro cuerpo tiene.
La mente, con los preconceptos sobre como debería ser o como debería estar parado o como debería caer el uke, nos impide percibir lo que realmente está haciendo éste.
Y en lugar de percibir su accionar y su desempeño sobre el tatami, para armonizar con él, hacemos fuerza y buscamos obligar al uke a que se mueva, se coloque y reaccione como nosotros queremos que lo haga.
No aprovechamos la capacidad de percepción de nuestro cuerpo, no “leemos” lo que uke está haciendo y hacia donde quiere ir.
Hacia allí es donde debemos dirigirlo, pero ¿como podemos saberlo si no prestamos atención a las indicaciones que nos da?
¿Como podemos prestar atención si estamos bloqueados, intentando obligarlo a que haga lo que nosotros queremos?
Nuestra mente debe estar libre de preconceptos, para permitir que fluyan las técnicas en función de los estímulos externos que recibimos.
Pero para recibir estímulos debemos estar atentos a ellos, en definitiva debemos tener la radio prendida para poder escuchar lo que el emisor intenta decirnos.
Cuando logremos hacer esto, estaremos armonizando con el uke, que en definitiva, es nuestro compañero imprescindible en el camino del Aiki.
Una gota de agua.
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4 comentarios:
gracias.
Excelente, la idea de la gota es muy buena!
Gracias. Saludos, Takeshi.
La concepto de la comunicación es escencial en la práctica cotidiana. Nos ayuda a comprender la técnica en profundidad al entrar en conocimiento de la forma en que intereaccionamos con nuestro compañero. Sin embargo es algo muy dificil de lograr, ya que en nuestro afán por dominar el movimiento que nos toca ejecutar y hacerlo "tal cual lo mostró el Sensei" nos olvidamos que nuestras condiciones en el ejercicio no son las mismas y que nuestro compañero también tiene sus propios objetivos.
La correcta comunicación nos permite el Aiki, la armonía entre Uke y Nage, poniendo en común nuestros objetivos y creando técnicas maravillosas.
Muy buen aporte. Me hace reflexionar acerca de la necesidad de desarrollar un “espíritu de presencia” (según lo expresa Santos Nalda), es decir una habilidad para estar constantemente conectado con el aquí y ahora a través de todos nuestros sentidos, completamente enfocados, evitando la distracciones de nuestra inquieta y fugitiva mente.
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